martes, 15 de febrero de 2011

De inseguridades y arquetipos.

En fin, se concretó la salida con mis amigas, fuimos al cine, comimos helado, pizza y unas gaseosas. Fail. Ellas comieron pizza, helados y gaseosas, yo me limite a tomar 2 Pepsi light, no me enorgullece decir esto, pero me sentí asquerosamente superior. Antes de salir había almorzado 1/4 de mi plato, fácil 200 kcal o quizas mucho menos ya que eran ensaladas con arroz y solo comi 2 cucharadas pequeñas de este. Cuando venia de vuelta a mi casa, me baje del metro y comence a caminar, había pensado en tomar bus, pero esa idea se desvanecio cuando recordé el almuerzo, caminé bajo lluvias y relampagos hasta mi casa, que queda aproximadamente a 45 min. del metro. De repente venia tan absorta en la música y en mi propio ensimismamiento  respecto a mis relaciones, que de repente desperte alucinada y confundida, pero sobre todo perdida, estaba en una calle que ya había dejado atras, vino la deseperación y el lagrimeo, la gente que pasaba al lado me observaba y se perdian por las callejuelas rapidamente, dudo que sea por que estaba a punto de hecharme a llorar ya que la lluvia que me empapaba camuflaba muy bien lo humedos que estaban mis ojos, nosé creo que habra sido raro ver a una niña caminando lentamente sin reparar en lo empapada que estaba ni tampoco en los rayos que estrepitosamente caían desde el cielo. Estaba perdida dentro de mi, realmente perdida, como cuando me sentaba quieta frente a un espejo sin moverme y sentía que era otra la que me miraba desde dentro. Hasta que llegue a casa, escupí un par de mentiras sobre mi regreso y fui a la cama. Pensé en mi ex-novio, hasta hace un tiempo me había obsecionado, hace ya 8 meses que terminamos y vale decir que no he estado dispuesta para iniciar una relación con nadie y menos jugar a ser perra. Pero saben, todo ese tiempo que perdí pensando en él me sirvio, ahora me doy cuenta que lo he olvidado, ha sido largo pero hace ya unos 4 meses que no me importa para nada, lo unico que tenía que hacer era transferir mi obseción, a algo quizas más tortuoso pero si de más importancia, la comida. Vaya que facil fue, ahora no estoy un 50% en mi dieta, lo estoy al 100%.


" No volveré a tener hambre, me dije. Eran las siete de la tarde y tenía hambre Tenía trece años, y había terminado de crecer. Se come para crecer. Yo no volvería a crecer, me había dicho. Sólo comería lo necesario. Lo que se necesita para durar. Todo se volvía un inmenso campo de exploración, el descubrimiento de un territorio salvaje y secreto. Yo no tenía ningún secreto. Deseos sí, una voluntad de niña de hierro (...) De repente me sentía fuerte, llena de futuro. Tuve hambre desde el domingo en la mañana. Me vestí y bajé a comprar croissants para el desayuno; hice ejercicios musculares en los peldaños de la escalera. Los olores de la panadería me exaltaron. Subí las escaleras tensando los tendones de los muslos. Era primavera. La angustiosa gracia de la primavera. Mientras preparaba la bandeja, un croissant para cada uno, cero croissant para mí, sentí un hilillo de felicidad a la altura del pecho. "

Texto extraido de Pequeña - Geneviève Brisac




PD: Nada se pierde con agradecer, gracias a las que me aconsejan y me dan aliento, relamente sé que muchas estariamos perdidas sin sus opiniones.

sábado, 5 de febrero de 2011

je t'aime de la nourriture


     De vuelta a la ciudad, estoy bastante contenta vuelvo a lo rutinario, simplemente porque allá no tenia control, nada de control, pero aqui todo es totalmente diferente, estoy tan feliz. En realidad no quiero hablar sobre mis vacaciones, como asquerosamente, bah desearia olvidarlo. Hace una calor terrible, el lunes saldre con mis amigas y no tengo que mierda ponerme porque con todo me veo excesiva. Fuck out.  No tengo ganas de escribir, esto me deprime.






"Y así atravesé el espejo y me adentré en el mundo subterráneo, donde todo está boca abajo, donde la comida es codicia, donde las paredes aparecen cubiertas de unos espejos convexos, donde la muerte es honor y la carne es débil. (...) Vuelvo la mirada hacia mi vida como el que contempla una escena de pésimo guión y, sentado en el borde de la butaca, esclama: "¡No, no abras es puerta! ¡ El malo está al otro lado! ¡Te cogerá, te tapará la boca con la mano, te atará, y entonces perderás el tren y todo habrá acabado!". Claro que en esta historia no hay malos. La persona que cruzó la puerta, me agarró y ató era yo, por desgracia. Mi replica, la tía malvada y flaca que sisea: No comas. No voy a permitir que comas. Té soltaré en cuanto estés delgada, te lo juro. Todo irá bien cuando estés delgada.
Mentirosa. Nunca me ha soltado. Y nunca he sido capaz de zafarme de sus ataduras. "